Desayuno sin diamantes

A mediados de los años 70 un tal Albert Spaggiari regentaba un estudio fotográfico en Niza (Francia), pero aburrido de ser un ciudadano corriente y honrado, de hacer reportajes de boda, fotos de carnet y revelar carretes, se enteró de que la red de alcantarillado municipal pasaba justo por debajo de la cámara acorazada del Banco Société Générale, en dicha ciudad.

¿Un espacio inexpugnable?

Si el ruidoso reloj despertador que guardó en una de sus cajas —programado para sonar de madrugada— no activó ninguna alarma, es que allí se palpaba un exceso de confianza en el acero (como la que le tenía Conan El Bárbaro) y hormigón de las paredes.

¿Qué hizo?

¿Ver cuánto tardaba un barquillo de papel en ir de un punto a otro, navegando por aguas fecales?

¿Transformarse en profesional del humo a granel, vivir de su pasión y predicar su buena nueva, porque tú también puedes generar ingresos mensuales de seis cifras?

No. Planeó entrar en ella. En la cámara del banco.

¿Cómo?

Resulta que nadie había reparado en lo vulnerable del suelo, en ese talón de Aquiles. Él, sí.

Así que, accedió cavando un túnel desde las cloacas, ayudado por varios compinches.

Ya sabes, con un poco de ayuda todo es más sencillo.

Dos o tres meses a pico y pala, tres días abriendo cajas de seguridad.

Su lado ético les hizo descartar lo que consideraban ahorros personales de gente humilde, centrándose en joyas y bonos al portador. Alrededor de 17 millones de euros.

También salieron de algunas cajas fotos comprometedoras : imágenes pornográficas de ricos y famosos locales.

Con ellas empapelaron las paredes de la cámara acorazada, con el consiguiente bochorno cuando el golpe apareció en la primera plana de los medios de comunicación.

Además, este Robin Hood francés, armado con un spray de pintura, dejó allí una frase que ayudaría a alimentar la leyenda del ingenioso robo:

«Sin armas, sin violencia, sin odio»

Para frases en ese tipo de lugares y situaciones, igual no deberías contar conmigo ya que soy algo claustrofóbico y torpe, pero para textos que te ayuden a:

  • Conectar con tu audiencia.
  • Transmitir tu mensaje de ventas, el copy de tu negocio online o con presencia en internet.
  • Despertar la atención de la gente adecuada y que saquen la cartera, emocionados y convencidos.

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