El asunto es que consigues hacer felices a tus clientes potenciales (a cambio de lo que tú quieres de ellos) cuando entiendes cómo funciona el cerebro humano y por qué la gente compra cosas.
Cuando sabes cómo comunicarte correctamente con las personas a las que va dirigido tu producto o servicio, aumenta la probabilidad de que te lean con atención, pongas cachondos sus cerebros y actúen.
Entonces, las tarjetas comienzan a temblar.
¿Pero por qué complicarlo si es más simple de lo que parece?
A través de mis emails lo verás más claro:
Crees que es imposible vivir con medio cerebro hasta que te enteras de que hay casos de personas cuyos organismos han sabido adaptarse a las circunstancias y tener una vida normal.
Crees que hurgarte en la nariz con un hisopo para saber si has pillado el coronetis es desagradable hasta que tu médico te da cita para hacerte un exudado uretral.
Crees que lo correcto es evitar vender en cada email que envías a tu base de datos-barra-lista de clientes hasta que abres los ojos y ves que escribirlos bajo ese planteamiento ha sido una pérdida de tiempo y dinero.
Y es que tendemos a dar por sentado tantas cosas…
¿Tienes algo que vender, que puede beneficiar la vida de algunas personas?
Pues es tu deber (moral y ético) hacerles saber al menos de su existencia en cada email que les envíes.
La verdad es que si no lo haces eres un egoísta.
Después de todo, la gente va a gastar su dinero en algo si tiene un problema que quiere solucionar. Así que...
¿No es mejor que compren tu producto o servicio en vez de el de tu competencia?
¿Te ayuda en algo mantener ese producto o servicio en secreto, oculto entre las sombras?
¿Lo haces como parte de un plan, de una estrategia, de una promesa a alguna virgen o santo?
No te disculpes, no te arrepientas. Venga, pasa a la acción.
Un acertado punto de partida son los correos que hago llegar a mis suscriptores.
Explícitos, surrealistas, irreverentes, impredecibles, concisos, eso dicen de ellos. Comienzas a recibirlos por aquí:
Sí, una lista de correo/ newsletter. A mis suscriptores les envío un email casi a diario. Se leen rápido, entretienen, inspiran, motivan y todo eso.
Están dirigidos a un público inteligente. A veces son ácidos, sarcásticos, retorcidos y contienen ciertas dosis de humor y elementos que incomodan a algunas personas. Además, en todos promociono mis servicios. Te lo comento por si esto es un problema para ti, no sé.
Bien, pues...
En ellos enlazo historias, anécdotas, curiosidades y algunos desvaríos con reflexiones y consejos que vienen genial para mejorar tus textos persuasivos, atrapar a tu cliente potencial y hacer caja.
Leyéndolos, también conoces algo más sobre mi forma de entender el copywriting y el enfoque que le doy a lo que escribo.
Esto es importante si no te sientes capaz o no dispones de tiempo para aplicar en tu negocio lo que te voy mostrando, prefiriendo delegar en mí la tarea de crear tu mensaje de ventas, tu copy, dirigido a ese público hambriento que está ahí fuera, captando su atención y su dinero.
Ah, al suscribirte te llevas de regalo mi ebook de copywriting ¿Puede levitar un caballo? Motivación, demostración y ventas.
Lo que te cuento en él no va a transformar tu vida, pero es útil. Hazme caso. Aunque no te gusten los caballos.
¿Mis correos dejan de interesarte, te aburren o lo que sea? Pues te das de baja. No necesitas explicarme la razón. Así de sencillo.
Lo dicho, suscríbete introduciendo tu email aquí abajo: