«No llame a los de abajo, porque están abajo. Los de arriba no le contestaran, porque están arriba, obvio».
Trimagasi, El hoyo
Algo que sube y baja puede dar mucho de sí.
Una plataforma con comida…
O un ascensor. Unas puertas que se abren y se cierran.
Un cortísimo viaje en el que perder una única y gran oportunidad de negocio…
Si no estás preparado para contar tu proyecto y despertar la curiosidad del posible inversor en 30 segundos.
Vuelven a abrirse las puertas. Venga, siguiente. O no. Porque bajar no siempre es sinónimo de caer.
De eso va lo que en el mundillo de las startups y las inversiones se denomina elevator pitch.
Vale, pero no voy a preguntarte qué le dirías, no. De hecho, me da igual si andas metido en una startup o no…
Es que de cómo se preparan estos micro discursos de presentación puedes sacar varios pasos que también te serán útiles si tienes un negocio o eres un freelancer que ofrece un servicio o producto.
De ellos, de estos pasos, quiero hablarte. Atiende:
– Define bien tu público objetivo. Olvídate de pretender vender a todo el mundo.
– Identifica el problema de tu cliente ideal y ofrécele una solución. Como decía el tito Halbert, la ventaja más importante para vender es tener frente a ti una multitud hambrienta.
– Desarrolla tu solución y transmítela en un lenguaje cercano y sencillo. Debes conseguir que las personas entiendan claramente qué haces.
Bueno, ahí te lo dejo.
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